JUAN JOSÉ MARTÍNEZ LÓPEZ

Médico, Escritor y Especialista en Terapia Regresiva.

Juan José es un apreciado y reconocido médico residente en Cartagena que, a raíz de una experiencia inesperada con una paciente, hace 13 años, que inicialmente consideró una fantasía, comenzó a investigar en profundidad la regresión a vidas pasadas. Fue el primer médico español al que una administración sanitaria concedió la autorización para ejercer la Terapia Regresiva, dentro del epígrafe de Terapias No Convencionales, lo que le llevó a comparecer ante el Tribunal Deontológico del Colegio de Médicos de Murcia, que se pronunció apoyando su labor.

El doctor José Luis Cabouli, maestro y colega de Juan José, dice:
“Con una técnica terapéutica impecable nos muestra el derrotero del alma en momentos clave de su aventura en el cuerpo físico. A través de historias reales de pacientes,algunas de ellas surgidas espontáneamente en el marco de su trabajo hospitalario, la inspiración de Juanjo sigue la evolución del alma en el proceso de la muerte, del suicidio, en el vientre materno, en el aborto y en contacto con otras almas”

Sobre el libro “La Respuesta está en el Alma

El contacto con el alma de sus semejantes en el instante de la transición, que Juan José vive como médico de urgencias, le ha posibilitado una experiencia y una visión integral, que él ha profundizado y enriquecido con su formación en Terapia Regresiva.

Este libro es un valioso aporte al trabajo de investigación en la Terapia Regresiva, además de una sorprendente y esclarecedora guía que nos ayudará a comprender y sanar el camino de vida de nuestra propia alma.

Un testimonio sincero y riguroso sobre la evidencia de la existencia del alma, la concepción de la vida y del ser humano.
Una breve reseña sobre el libro

En 1999, pasando consulta a una paciente, se encontró frente a unas respuestas inesperadas que serían la base de un punto de inflexión en sus ámbitos personal y profesional:

− “Estoy muerto” – dijo la paciente.
− “Querrás decir estoy “muerta” – replicó el doctor, desconcertado.
A lo que ella contestó con rotundidad:
− “He dicho que estoy muerto. (…)
Soy un niño, tengo ocho años, es de madrugada, voy vestido de marinerito, y estoy flotando boca abajo en el mar porque ha habido un naufragio y nos hemos ahogado todos. (…)
Ante mi pleno convencimiento, en aquel momento, de que todo esto era una fantasía, decidí continuar (…)
− Soy de Marsella, es el año mil seiscientos cuarenta, y acabamos de salir de viaje en un barco velero. El motivo del viaje es porque mi papá se dedica al negocio de las especias. (…)”
Con una creciente desconfianza, el doctor siguió adelante con sus preguntas, cada vez más detalladas, buscando destapar la fantasía de la paciente:

− “… Mis papás están sentados en la cubierta charlando con el capitán del barco, porque hace un día de sol espléndido.
− ¿Y tú podrías acercarte a ellos y transmitirme la conversación que están manteniendo?
Esta vez mi sorpresa fue total, porque fue la primera vez que presencié el fenómeno de xenoglosia, ya que me transmitió la conversación en perfecto francés, idioma que la paciente no conocía ni conoce.”(…)
(…)”A lo largo de los tiempos la ciencia siempre ha ido precedida por la evidencia. Y entiendo por evidencia todo aquello que se ve y se vive pero no se puede demostrar en ese momento; porque la diferencia entre ciencia y evidencia es cuestión de tiempo, ya que la evidencia pasa a ser ciencia en el momento en el que es demostrable.
La ciencia necesita tiempo para observar a la evidencia; pero hemos podido comprobar, a lo largo de la historia, cómo la ciencia ha tenido que luchar, no solamente contra el tiempo, sino también contra una serie de obstáculos de características económicas, políticas y religiosas, que le han impedido el haber podido alcanzar un crecimiento acorde con el esfuerzo realizado, no pudiendo así, lograr acortar el tiempo que la separa de la evidencia.
(…) A través de las experiencias de mis pacientes en Terapia Regresiva, la observación de la evidencia me ha llevado al convencimiento de la existencia del alma como parte más importante y principal del ser humano.

Doy gracias a Dios, al universo o a la energía suprema, que cada uno lo llame como quiera, por haber puesto en mi vida esta terapia ya que con su práctica estoy observando, a través del ser humano, que la vida empieza antes de nacer y no termina en la muerte y esto es porque, en realidad, somos seres espirituales viviendo experiencias en cuerpos físicos, por ejemplo, humanos.